El pasado 27 de febrero, se celebró al Acto de Ingreso como Académico Correspondiente del Dr. Ignacio Segarra Taus, que fue presentado por la Académica de Número Ilma. Sra. Dña. María Dolores Albaladejo Otón.
Su discurso de entrada llevó por título «DESDE LA FARMACOCINÉTICA HACIA LA MEDICINA PERSONALIZADA Y NUESTRA RESPONSABILIDAD ÉTICA»
Resumen del discurso:
El estudio de la distribución y penetración a tejidos de los fármacos constituye un área importante para evaluar la eficacia de los fármacos, cuyas dianas terapéuticas, generalmente, se encuentran en el ámbito tisular. A través de estos estudio se establecen las correlaciones entre la concentración de fármaco en tejido y a nivel plasmático, con lo que nos permite establecer la dosis para alcanzar unas concentraciones plasmáticas que resulten en concentraciones tisulares eficaces.
Así, se establecieron correlaciones con diferentes fármacos en diferentes vehículos (cocleates y liposomas) y rutas de administración entre plasma y tejidos (riñón, hígado, bazo, cerebro), como sunitinib e imatinib, fármacos anticancerígenos, incluyendo su coadministración con fármacos habitualmente usados por pacientes oncológicos. Su análisis permitió la formulación de una hipótesis de trabajo, ‘interacción dirigida’, con el fin de diseñar interacciones que modificaran la penetración del fármaco a los tejidos de interés. La prueba de concepto se desarrolló en un modelo de toxoplasmosis cerebral crónica, donde la interacción espiramicina – metronidazol erradicó casi en su totalidad los quistes unicelulares en un modelo de ratón. Estas interacciones también mostraron las diferencias entre los ratones macho y hembra que apuntan al efecto de la covariable sexo en la respuesta terapéutica que podría inferirse en la respuesta en los pacientes. La revisión de casos, series de casos y estudios clínicos lo avalan, pero la mayoría de los estudios clínicos no aportan los resultados diferenciados por sexo, con lo que las posibles diferencias farmacocinéticas y terapéuticas quedan enmascaradas.
Este vacío de información lleva a considerar la necesidad de implementar estudios concretos donde se puedan visualizar estas diferencias. Es una llamada a nuestra responsabilidad ética para garantizar que cada paciente, sea varón o mujer, tenga el tratamiento optimizado para su condición patológica. Estos esfuerzos tienen que aunar tanto a los comités de ética como a los investigadores y la industria farmacéutica.
Entre las acciones que pueden realizarse desde los Comités de Ética, se incluyen la evaluación de los estudios previos y su inclusión en las propuestas, el análisis del efecto de la covariable sexo en los estudios preclínicos, la garantía muestral para la obtención y publicación de resultados incluyendo el efecto de la covariable sexo. Para ello sería ineludible expandir sus competencias y dotación económica para poder realizar un seguimiento efectivo de la investigación.
Corresponde a los investigadores el diseño coherente de estudios tanto a nivel celular, preclínico como clínico, que aborden la covariable sexo de forma directa. Esto facilitaría el análisis causal de la eficacia a nivel de tejidos, la identificación de diferencias relevantes debidas al sexo y la validación de criterios de precisión de las técnicas de monitorización para cada sexo y, por tanto, punto de apoyo para su aplicación clínica. La difusión de los resultados es necesaria, tanto reflejando su beneficio como incluyendo su toxicidad o efectos adversos, incorporando la covariable sexo. Es un imperativo ético que evita malgastar recursos y manifiesta respeto hacia los voluntarios y pacientes participantes.
La industria farmacéutica también debe involucrarse en este cambio de paradigma. Su responsabilidad ética como promotores de I+D con su capacidad de investigación traslacional, genera las condiciones necesarias para este cambio con el análisis por separado de cada sexo.
«DESDE LA FARMACOCINÉTICA HACIA LA MEDICINA PERSONALIZADA Y NUESTRA RESPONSABILIDAD ÉTICA»
https://www.youtube.com/live/r_sp7C9BniY?si=Wh34ldhnrGWLcUHA
